Autocontrol

El profesional de la educación conoce con determinación el rol que cumple dentro del proceso enseñanza-aprendizaje, sin embargo más allá de lo técnico existen también las competencias socioemocionales, características propia de todo ser humano, y que sin duda el docente también las experimenta dentro de un contexto de alta demanda laboral, es así como las múltiples evaluaciones y encuestas realizadas a los docentes arrojan como resultados porcentajes significativos de estrés laboral, con características sintomáticas como agobio, alteraciones del sueño, disminución de capacidad de disfrute, etc.  (Elige Educar, 2020).

Es bajo este contexto que se espera que el docente desarrolle las habilidades socioemocionales asociados a la inteligencia emocional específicamente el auto control para gestionar sus estados emocionales que surgen por las diversas dinámicas y variables que surgen en los contextos educativos y por qué no, en la vida personal detrás del profesional de la educación.

En base a lo expuesto, la Inteligencia emocional, es una capacidad referida a la percepción, comprensión y regulación de las emocione (García et al, 2010), e incluye entre sus competencias, el autocontrol, entendida como la competencia que consiste en manejar los sentimientos adecuadamente, se basa en el desarrollo de la capacidad de la conciencia sobre sí mismo, en la gestión y control de los sentimientos de irritabilidad, ansiedad, melancolía, y también de las emociones positivas.

El auto control implica que el docente sea consciente de las emociones que siente según el momento y desarrolle estrategias para canalizarlas para sentirse efectivo en las labores de su vida cotidiana (Bisquera, 2000). Así también Goleman (1995) señala que el autocontrol es la habilidad que poseen las personas para manejar sus reacciones emocionales, controlar sus impulsos y recuperarse de los fracasos de la vida.

Así mismo el autocontrol, se puede definir como la capacidad emocional que posee una persona para manejar los sentimientos de manera adecuada, o en otras palabras, la habilidad para administrar las respuestas que se originan dentro de los componentes cognoscitivos, experimentales, comportamentales, de expresión física y bioquímica (Brenner & Salovey, 1997).

“Reconocer las emociones, practicar las formas apropiadas de expresarlas, considerando el impacto en sí mismo y en los demás son los recursos que el ser humano tiene para “agigantarse” o “empequeñecerse” frente a los desafíos de la realidad. Por lo mismo, trabajar sobre la valoración positiva de sí mismos, la consciencia de las fortalezas y debilidades que cada cual tiene, la actualización de la capacidad de resiliencia inherente a la naturaleza humana, son recursos que nos permiten salir enteros de una circunstancia desfavorable y que requieren con urgencia hacerlos emerger, ejercitar e instalar estrategias que en la cotidianidad nos ayudaran durante y después de estar en medio de una crisis” (Ministerio de Educación, Gobierno de Chile, 2020).

La madeja de hilo

En base a lo anterior se puede gestar la analogía de una madeja de hilo, al estar enrollando el hilo existe la posibilidad de que este se pueda enredar y si se entra en frustración, ira y descontrol, esta situación se pueden complicar aún más,  gestando que la madeja quede más enredada y a ratos siendo casi imposible de salir de los nudos creados, la inteligencia emocional permite que el sujeto desarrolle y despliegue las habilidades y capacidades necesarias para anticiparse a la posibilidad de enredar el hilo, o bien una vez enredado, pueda salir de ello de manera rápida y asertiva  y continuar sin alterar el proceso, evitando así gestar energía emocional innecesaria lo que pudiera llegar a cronificar el problema, conflicto u evento de estrés.

Es así como en los contextos de aula pudieran surgir dinámicas conflictivas con los estudiantes, pudiendo transmitir y surgir estados emocionales displacenteros para el docente, como rabia, miedo, frustración, etc., lo que puede generar que el conflicto se torne como foco de la clase perdiendo los objetivos pre establecidos, generando un contexto de estrés e incomodidad para todos los participantes de ellas, disminuyendo la motivación y el impulso a la exploración por parte de los estudiantes, aspectos claves en la adquisición de aprendizajes, por lo tanto el auto control que despliegue el docente es clave para que así el conflicto no impacte de manera negativa en el desarrollo de la clase propiamente tal.

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