Otro elemento relevante para construir una relación vincular significativa entre docente y estudiante está determinada por la calidez emocional, la cual se define como la capacidad para demostrar en forma consistente expresiones de afecto y buenos tratos al niño o niña (Barudy y Dantagnan, 2005; 2010). Esta capacidad es un factor relevante y que contribuye de manera positiva en el desarrollo socioemocional de los niños y niñas. (Cohen, 2005; Cassidy y Shaver, 2008), está relacionada con la creación de contextos bien tratantes, toda experiencia de relación cálida entre dos o más seres humanos contribuye a una relación positiva de confianza, que da pie a que ambas logren conocerse más allá de su relación cotidiana, obteniendo apertura al dialogo, respeto de los límites y normas, entre otras variables fundamentales del aprendizaje, sin necesidad de llegar a la imposición y a la sumisión por poder y miedo, estrategias propias de un paradigma punitivo y mal tratante de la infancia, por el contrario, la calidez emocional es crítica en el desarrollo socioemocional, cabe destaca que la calidez emocional se expresa a través de tres canales fundamentales: (a) el cuerpo; (b) la mirada, (c) y la voz.
El cuerpo, como medio para comunicar y expresar, el cuerpo habla de nuestra propia historia, de nuestra herencia familiar basada en la crianza, de estados de relajación o tensión, el cuerpo del adulto puede trasmitir control o descontrol hacia uno niño o niña con movimiento amplios o reducidos, acercarse o retirarse, todo ello es comunicación, saber si estas presente o ausente, si deseas contener o reprimir, atacar, golpear u abrazar, todo este repertorio de acciones y conductas comunica al niño o niña, la calidez emocional se expresa en cada abrazo, caricia y acercamiento afable, seguro y estable, es así como en Paul Watzlawick, Janet Beavin y Don Jackson en 1967, plantea los axiomas de la comunicación, siendo el primer de ello “es imposible no comunicar”, ante dicha lógica nuestra cuerpo siempre está comunicando, dando señales, entregado a cada segundo información emocional a otro que puede interpretarlo y sin lugar a dudas, reaccionar ante esas señales, desde ahí la invitación a hacernos la pregunta ¿Qué señales, comunicación, información, estamos entregando a nuestros estudiantes, contribuye nuestros señales corporales a establecer un contexto cálido propicio para la relación positiva y por defecto para el aprendizaje?.
La mirada es otro medio de expresión de emociones en la construcción de una relación (Bornstein, 2012; Gross, 2014). La mirada puede también transmitir amor, contención, presencia, afecto, puede sanar, acompañar, por el contrario puede transmitir rabia, desatención, desregulación, por ende se convierte en un medio fundamental en la calidez emocional, siendo esta trascedente en el desarrollo psíquico del infante, del ser humano en general y como canal esencial en la calidez emocional.
Finalmente la voz mediante sus componentes de volumen, contenido, tono y ritmo expresa una amplia gama de emociones pudiendo causar estrés toxico, dolor, sufrimiento, daño, heridas emocionales, o bien de contención y recuperación y equilibrio emocional, gritar, hablar fuerte, un tono de voz agudo, perturba el cerebro y gesta que este estimule el sistema de defensa, generando estrés, bloqueando el sistema cerebral de exploración y motivacional, estos ultimo determinantes en el aprendizaje, por el contrario una tono de voz tenue, amable, contenedor, pasivo, gatilla la estimulación del sistema motivacional y de exploración, de ahí la importancia de la voz como uno de los medios centrales en la calidez emocional.
Involucramiento y competencia vincular.
Para lograr desarrollar habilidades socioemocionales en los estudiantes también se necesita un docente que se involucre cotidianamente en la vida e historia de sus estudiante, definiéndose esta como la capacidad desarrollada por los padres para mantenerse interesado, atento y conectado con las experiencias y actividades cotidianas de sus hijos, participando activamente en su desarrollo desde los distintos ámbitos involucrados en ello.
Lo anterior es también aplicable a todo aquel adulto que comparte y se relaciona cotidianamente con los niños y niñas, por ende es dable que esta competencia también pueda ser desarrollada por el docente ya que no se aplica a la profesión directamente sino a toda relación humana.
El involucramiento implica sintonizar y sincronizarse con las señales corporales, conductuales y emocionales de los estudiantes, además de involucrarse en las actividades cotidianas, gustos, tendencias, juegos, socialización, dinámicas del grupo curso o del estudiante en particular y el involucramiento a largo plazo, lo que dice relación con la mantención del vinculo positivo entre estudiante y docente en el tiempo, lo que fortalece y da peso significativo en la relación (Feldman, 2012); siempre procurando ser respetuoso con el nivel de involucramiento ya que los excesos implican sobre control y una conducta invasiva del mundo personal ya sea individual o grupal lo que termina por impactar de manera negativa en la vinculación entre las partes.
Algunas recomendaciones para fomentar la calidez emocional e involucramiento
- Procure mantener un tono de voz adecuado, evite utilizar tonos amenazantes y punitivos hacia las y los estudiantes.
- Promueva una comunicación corporal que comunique tranquilidad, respeto, contención, evitando mostrarse amenazante, incisivo y punitivo.
- Conecte todo lo anterior con una mirada afectuosa, tranquila, calma y cálida, lo que dará paso a la confianza y apertura por parte de su estudiante.
- Lo anterior acompáñelo con verbalizaciones positivas hacia el esfuerzo, motivación, perseverancia, capacidad de aprender del error, entre otras.
- Y lo más importante, construya conocimiento sobre estas variables, sobre su impacto y transcendencia en la relación humana y su contribución determinante en el desarrollo humano sobre todo infantil, posteriormente ponga en acción concreta este conocimiento, convirtiéndolo en actitud y no en imposición.
- Generar introspección sobre nuestra propia historia es reconocer también nuestras propias herida de infancia, tratar de una forma más cálida e involucrada es continuar con el legado o bien cambiarlo hacia un trato respetuoso de la infancia y de nosotros mismos.