¿Cómo seleccionar adecuadamente los recursos pedagógicos a utilizar en mi clase?

Cuando estudié pedagogía, me imaginaba a mi mismo como una especie de navaja suiza, similar a la que tenía un tío, y que exhibía con orgullo cada vez que lograba resolver alguna dificultad que él o un familiar tenía. Como no, si está enraizado en el pensamiento popular que un docente es un símil a esa navaja, capaz de utilizar la metodología, la estrategia y los recursos justos y necesarios para atender a alguna acción educativa, tanto formal como informal. Nada más alejado de la realidad.
No obstante lo anterior, noté en un corto plazo, luego de recibir mi flamante título de profesor, que las exigencias laborales eran mayores a las que había armado por años en mi mente. Planificar, considerar metodologías y estrategias adecuadas para cada contenido del currículum eran un tema de cada semana. Mi sorpresa fue tal cuando la jefa de UTP nos dijo a todos en una reunión que había que dar mayor énfasis a los recursos pedagógicos que utilizamos, ya que a través de ellos es posible facilitar los aprendizajes de los estudiantes.
Hasta ese entonces, noté que conocía los recursos, los utilizaba, pero la acción de incorporarlos carecían de intención, lo cual no es menor. Es más, tendía a utilizar los mismos recursos de tercero básico hasta cuarto medio, sin considerar sus diferencias. Así emprendí la tarea de utilizarlos mejor.

Para profundizar, haga clic en el siguiente video:

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El tipo de recurso a utilizar está íntimamente relacionado con el tipo de habilidad que se va a desarrollar en la clase

Un barniz de desarrollo evolutivo

Utilizar recursos pedagógicos requiere de habilidad y tacto. No es simplemente pensar en un recurso y tratar de encajarlo en la planificación. Supone una acción con intención, que permita tanto al docente como al estudiante lograr aprendizajes significativos. En ese sentido, conviene recordar que los estudiantes, de acuerdo a la edad que tienen, serán capaces o no de utilizar cierto tipo de materiales. Más aún si pretendemos que a través de su uso se desarrollen habilidades específicas, ya sean básicas como superiores del pensamiento.
En ese aspecto, hay 2 aportes teóricos que debemos comprender: uno clásico, llamado “etapas del desarrollo cognitivo”, de Piaget; y otro más innovador, llamado “funciones ejecutivas”. No profundizaremos en este artículo al respecto, pero sí lo mencionaremos, a manera de introducción.

1. Etapas del desarrollo psicosocial

Esta teoría nos orienta respecto a las edades y nivel de desarrollo de los estudiantes. De ese modo, es necesario que consideremos esta información antes de decidir qué tipo de recurso utilizaremos para enseñar un contenido específico. De ese modo, entendemos que sería poco productivo utilizar con niños de 2 a 7 años, recursos que están diseñados para aquellos que tienen 10, porque su sistema nervioso no está preparado para obtener el mayor potencial de éste. De ahí la importancia de conocer bien a nuestros estudiantes para planificar y seleccionar con confianza los materiales a utilizar. Entonces, la siguiente imagen nos recuerda estas etapas:

Etapas Piaget

2. Las funciones ejecutivas

Para saber qué funciones ejecutivas están desarrolladas, requerimos conocer en mayor profundidad a nuestros estudiantes, o es conveniente apoyarse de un/a educador/a diferencial, psicólogo/a educativo, u otro profesional afin. De todos modos, se recomienda considerar este aporte para seleccionar con mejor precisión los tipos de recursos a utilizar.
Las funciones ejecutivas, según lo plantea Bauermeister (2008), son actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas. Entonces, los recursos a utilizar estarían íntimamente relacionados con el tipo de habilidad a desarrollar, en concordancia con la función o funciones ejecutivas que están listas para desplegarse en aula. De no considerarlo, podría generar una innecesaria frustración en los estudiantes, ya que el logro del objetivo se vería dificultado por algo que se supone que debería facilitarlo.
Entonces, las siguientes son las funciones ejecutivas, junto a una breve descripción:

Función ejecutiva

Descripción

Memoria de trabajo Capacidad de almacenamiento temporal de información y su procesamiento. Se trata de un espacio en el que la información específica está disponible para su manipulación y transformación durante un periodo particular de tiempo.
Planificación Capacidad de generar objetivos, desarrollar planes de acción para conseguirlos y elegir el más adecuado en base a la anticipación de consecuencias.
Razonamiento Facultad que nos permite resolver problemas de diversa índole de manera consciente estableciendo relaciones causales entre ellos.
Flexibilidad Habilidad que nos permite realizar cambios en algo que ya estaba previamente planeado, adaptándonos así a las circunstancias de nuestro entorno.
Inhibición Capacidad de ignorar los impulsos o la información irrelevante tanto interna como externa cuando estamos realizando una tarea.
Toma de decisiones Proceso de realizar una elección entre varias alternativas en función de nuestras necesidades, sopesando los resultados y las consecuencias de todas las opciones.
Estimación temporal Capacidad de calcular de manera aproximada el paso del tiempo y la duración de un suceso o actividad.
Ejecución dual Capacidad de realizar dos tareas al mismo tiempo (dichas tareas deben ser de diferente tipo), prestando atención a ambas de manera constante.
Branching (multitarea) Capacidad de organizar y realizar tareas óptimamente de manera simultánea, intercalándolas y sabiendo en qué punto están cada una en cada momento.

¡Ahora sí!, con ustedes, los recursos pedagógicos

Una vez que se han considerado (en serio) las particularidades de los estudiantes, y el nivel de complejidad del contenido a enseñar, en el entendido que, mientras más complejo sea, más estrategias y recursos debemos desplegar, hay que escoger entre el “universo” de éstos, cuál contribuirá en mayor grado al logro del objetivo de la clase (Ogalde y Bardavid, 1997) :

  1. Recursos auditivos. Música, Audiciones, sonidos, etc.
  2. Recursos visuales estáticos. Cuerpos opacos, proyector de diapositiva, fotografías, transparencias, retroproyector, pizarra digital, crucigramas, .
  3. Recursos gráficos. Pizarrón, infografías, carteles, papelógrafos, etc.
  4. Recursos impresos. Libros, revistas, diccionarios, comic, cuentos, diarios, portafolios, etc.
  5. Recursos audiovisuales. Películas, documentales, videos, portafolios, etc.
  6. Recursos dimensionales. Objetos en 3 o más dimensiones.
  7. Recursos TIC. Programas informáticos (Software), computador (Hardware), nube virtual, recursos Online, juegos, etc. Incluye uso de estos recursos utilizando una pizarra digital.
  8. Otros. Juegos, dinámicas, otras acciones ludificadoras del proceso de enseñanza y aprendizaje, actividades grupales, etc.

¿Cómo seleccionarlos?

Se recomienda considerar lo siguiente, al momento de seleccionar los recursos como parte de las estrategias de enseñanza:

  • Los objetivos curriculares o de la clase.
  • La madurez y el entrenamiento del grupo.
  • El tamaño del grupo.
  • El ambiente físico disponible.
  • Las características estructurales de los estudiantes (Capital cultural, nivel socioeconómico, edad, sexo, género, etc.).
  • Las características particulares de los estudiantes.
  • La capacidad del docente para manejar los recursos.

Un extra

Las compañías multinacionales relacionadas con TIC, han emprendido, desde hace ya unos años, campañas que pretenden empoderar tanto a docentes como a estudiantes de recursos Online y que prometen potenciar el trabajo colaborativo e investigativo en la nube virtual. Dejamos, a manera de inquietud, considerando que las generaciones que educamos son nativos digitales, que revise los siguientes videos que nos dan luces concretas al respecto:

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Dado todo lo anterior, ya hemos comprendido que escoger los recursos adecuados para lograr que los estudiantes logren los objetivos de aprendizaje, es parte de la labor pedagógica que nos ha sido encomendada. Y como tal, es también una gran responsabilidad. Si las utilizamos bien, pueden llegar a ser un gran aliado de nuestras prácticas diarias, pero requieren de constante actualización. Entonces,

¿Qué recursos incorporará desde hoy mismo en sus clases? ¿Harán que su clase más efectiva aún?


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¿Es necesario explicitar el objetivo de la clase a mis estudiantes?

“Quien tiene siempre ante sus ojos un propósito, hace que todas las cosas le ayuden a conseguirlo.”  (Robert Browning).

La mente los niños y adolescentes es maravillosa. La mayor cuota de inocencia, creatividad, experimentación y disposición neuronal al aprendizaje se da en estas etapas. Es como si no tuvieran límites, pero requieren de estructura.

¿Ha intentado ir de paseo con un niño/a? De seguro que notó que una de las primeras preguntas que le hicieron fue ¿Hacia dónde vamos?,o ¿Para qué vamos allá?. Y esto es bueno, dado que su mente, y la del adulto también, necesita en todo tiempo saber qué hacer, cómo hacerlo, y dónde hacerlo. Si esto no se sabe, entonces comienzan a gestarse dificultades de orientación, comunicación, de sentido de lo que se hace, lo cual es poco recomendable.

Nuestras clases no son la excepción a la regla, debemos declarar y explicitar qué objetivo pretendemos lograr en el aula. Esta simple acción dará un encuadre automático a las acciones que se presentarán a continuación, mientras se logra la experiencia de aprendizaje.

Se entiende en este aspecto, que usted ya ha adquirido la destreza de elaborar un buen objetivo de clase. Si siente que puede mejorarlo, le invitamos a revisar el siguiente artículo. Del mismo modo, es necesario saber con anticipación en qué nivel taxonómico se encuentra su objetivo, para lo cual, recomendamos revisar el siguiente documento descargable.

El objetivo de la clase debe ser presentado de forma clara, precisa y comprensible para todos/as.

A continuación, ofrecemos algunos pasos a seguir en función del objetivo de la clase, y que conviene tener presente en todo tiempo:

  1. Tomar el mismo objetivo que fue planificado previamente.
  2. Declarar, de manera escrita y oral, cuál es el objetivo de la clase.
  3. Asegurarse de que todos/as han comprendido cuál es el propósito de la clase. No debe comenzar su clase si existen dudas al respecto.
  4. Motivar, de diversas maneras, a que los estudiantes se comprometan con el logro del objetivo. Naturalmente, usted como docente, debe mostrarse siempre motivado/a y comprometido/a con su logro.
  5. Idealmente, ese objetivo debe permanecer a la vista de todos/as, durante TODA la clase.
  6. Comprobar, a lo largo de todo el desarrollo de la experiencia educativa, que se va de camino al logro del objetivo inicialmente planteado.

 

Ok, ya declaré el objetivo. Ahora, ¿Qué hago?

Junto con la declaración explícita y clara del objetivo, se recomienda también clarificar cuál va a ser el camino que se seguirá para llegar a lograrlo. Esto es, mencionar, sin especificar, pero con una cuota importante de entusiasmo, las actividades que se desarrollarán en la clase.

Asegúrese de que los estudiantes comprenden que cada actividad, por muy extrañas, o sencillas, o complejas, que parezcan, facilitarán el aprendizaje del o los contenidos programados para la clase.

Los/as estudiantes tienen el derecho a saber cómo será el camino que emprenderán. Importante es en este punto hablar siempre en positivo, es decir:

  • “Este contenido será un desafío para nosotros”, en lugar de “esto será muy difícil”.
  • “Las actividades más sencillas son las que dejan las mejores lecciones”, en lugar de “es tán fácil que hasta un bebé lo haría”, etc. 

Mira el siguiente video, para profundizar en el tema:

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Ya lo sabe. Iniciar una clase es una tarea desafiante y sencilla, pero que requiere de bastante motivación y habilidades comunicacionales de parte del/la docente. Ser explícto, claro, breve y concreto en la declaración del objetivo permitirá que con rapidez todos los estudiantes se entusiasmen con lo que viene, y sea más fácil alcanzar el propósito de mejorar los aprendizajes.

¡Manos a la obra!


¿Qué estrategias utilizar en el inicio de la clase para motivar a mis estudiantes y conocer sus conocimientos previos?

Las clases de los profesores efectivos son altamente estructuradas. Independientemente de las metodologías que empleen, hay un conjunto de prácticas que son comunes en la mayoría de las clases observadas, tales como:

  • Los objetivos de aprendizaje son claramente explicados al inicio de cada clase.
  • Cada clase se enlaza con las anteriores.

Para esto el docente debe tener absoluta claridad de lo que quiere lograr en sus estudiantes y el punto de partida de cada uno de ellos. Para esto se vuelve fundamental manejar estrategias para motivar y conocer conocimientos previos de los estudiantes.

Técnicas para desarrollar la motivación

  • Explicar los objetivos o aprendizajes esperados de cada tarea e informar el conjunto de actividades que se van a abordar .
  • Asegurarse que todos los estudiantes han comprendido lo que tiene que hacer para ello el docente puede hacer preguntas en grupo o en forma individual.
  • Ofrecer la posibilidad que todos los estudiantes participen en la planificación de las tareas, en la definición de objetivos o que elijan entre una serie de actividades. Considerar sus opiniones y puntos de vista sobre los temas a trabajar aumenta la motivación.
  • Se deben realizar tareas acorde a lo que los estudiantes previamente saben.
  • El docente debe reforzar a los estudiantes por el esfuerzo que realizan y no sólo por los resultados que alcanzan.
  • Contar anécdotas o aprovechar acontecimientos de la vida de los estudiantes para que se motiven por el aprendizaje.

Para profundizar, mira el siguiente video:

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Estrategias para conocer el punto de partida de los estudiantes

  • Animar a los estudiantes a que expresen oralmente lo que saben del tema, haciéndoles preguntas abiertas o cerradas o que lo comenten con un compañero o un pequeño grupo y luego lo presenten al conjunto del curso.
  • Proponer un debate o un dilema sobre un tema en que los estudiantes expresen sus puntos de vista.
  • Plantear un problema para que los estudiantes intenten resolverlo con los conocimientos que tienen en ese momento.
  • Realizar organizadores gráficos y mapas conceptuales que los estudiantes construyan con una serie de conceptos que el docente entrega.
  • Expresar lo que saben a través de dibujos o dramatizadores.

Utilizar herramientas en base a los estilos de aprendizaje de los estudiantes también puede ser útil. Revisa la siguiente tabla:

Estilos de aprendizaje

También puedes considerar que una clase efectiva es aquella que:

  • Presentar información organizada ordenadamente.
  • Usar lenguaje claro y simple.
  • Repetir los conceptos esenciales.
  • Hacer referencia al conocimiento previo de los alumnos.
  • Clara especificación de los objetivos de la lección a los estudiantes.
  • Estar consciente y planificar la transición hacia nuevos temas.
  • Cobertura total de contenidos, cuidando la rapidez con que se pasan.
  • Entusiasmo y humor del profesor.
  • Uso de videos y otras formas visuales de representación de conceptos.
  • Correspondencia entre lo enseñado y lo evaluado.
  • Evaluaciones formales e informales frecuentes con comentarios rápidos (inmediatos) acerca de su desempeño.

¿Qué elementos son favorables para realizar clases efectivas?

  • Valor intrínseco del material utilizado (textos, libros, recursos didácticos).
  • Incentivos como elogios, calificaciones, estrellas, retroalimentación.
  • Despertar curiosidad en el estudiante.
  • Trabajo cooperativo: estimularse y ayudarse unos a otros.
  • Aprovechamiento real del máximo tiempo asignado.
  • Reconocer los ritmos de aprendizaje de los alumnos y exigir en concordancia (ni demasiado, ni poco).

El docente debe tener absoluta claridad de lo que quiere lograr en sus estudiantes y el punto de partida de cada uno de ellos.